En el principio sólo había casas con un único piso. Más tarde empezaron a construir casas de dos y tres pisos, y hubo la necesidad de crearse algo que permitiese a las personas llegar a los pisos superiores. Fue inventada entonces la escalera. Com el aumento de la poblácion y la falta de espacio en las ciudades, las casas pasaron a tener no sólo dos o tres pisos, sino diez, veinte, varias decenas. Pasaron entonces a ser llamadas de edificios y los más altos, que llegan a tener más de cien pisos, de rascacielos.
Se pasó a tener entonces un nuevo problema. ¿Cómo hacer las personas llegar a los pisos altos? Com la escalera era muy cansado. Fue preciso inventar una otra cosa, el ascensor. ¿Qué es un ascensor? Es un cuarto, o una sala en el edificio, y la diferencia para los demás cuartos o salas es que el ascensor es más chiquito y en su interior no hay ventanas, ni muebles o cuadros en las paredes. Además, el ascensor, se mueve.
Vamos a ver ahora cómo debemos utilizar un ascensor. Las personas entran en él y se ponen de pie; no hay sillas para sentarse. En algunos, hay una persona que lo maneja, el ascensorista. Todo que se tiene que hacer es decirle el piso al que quieres ir. En otros, no hay esa persona, son automáticos, y tienes que marcar en un cuadro el número del piso que quiere ir. Hay un número máximo de personas permitida en el ascensor, y también un peso máximo. Si en el predio funciona una clínica de adelgazamiento y el ascensor está lleno de gordos, es mejor que no sólo cuentes las personas, pero también calcules el peso de todos, para estar seguro de que no va a haber problemas.
El ascensor solo se mueve cuando la puerta se cierra. Todos pasan entonces a mirar una lucecita que indica los números de los pisos. Hay personas que charlan en el ascensor y algunas veces cuentan historias interesantes o chistes. Cuando el ascensor llega a su piso ellos salen por la puerta afuera dejando a todos que se quedan en el ascensor sin saber el fin de la historia. Unos mal-educados.
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Fabio Bastos
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Fabio Bastos é carioca, engenheiro químico aposentado e dedica seu tempo aos netos e às crônicas. Lançou o livro O Valete Vermelho (Ed. KroArt) e participou da coletânea Crônicas de Oficina - vol.4, que reúne textos de diversos autores que participaram da oficina literária coordenada por Carlos Eduardo Novaes. Escolhemos essa breve crônica sobre "o elevador" para dividir com os leitores. Por que fomos escolher logo a única crônica em espanhol? Unos mal-educados... Quem gostou, pode encontrar mais no meu blog aqui.
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Um comentário:
Sou fã de carteirinha de Fábio Bastos, com quem tive o prazer de dividir os "bancos escolares" nas oficinas de crônicas do Carlos Eduardo Novaes. A cada semana, quando o Fábio lia suas crônicas, a turma normalmente vinha abaixo, graças ao seu humor sempre pontual. Sugiro a todos que, realmente, visitem o blog do Fábio e sejam seus leitores assíduos. Vocês não irão se arrepender!
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